Así la acción correcta se realiza en el momento adecuado sin que tú intervengas.
A veces nos impacientamos y pedimos al Señor que nos dé instrucciones, que nos diga que debemos hacer,
que nos haga saber Su Voluntad, pues estamos deseosos de servirle y de no equivocarnos.
Es entonces cuando el Señor nos pide que demos un paso más allá. No sólo debemos estar dispuestos a hacer su voluntad, sino que debemos estar dispuestos a permitir que sea Él quien la realice y no nosotros. Olvidando incluso nuestro anhelo de servirle, entregándonos por completo a Él, confiando en que el Espíritu nos moverá a su gusto y a su tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario